SWISSAID es un organismo internacional no gubernamental de cooperación al desarrollo. Está presente en el Ecuador desde el año 1977 y está reconocida por el Estado ecuatoriano como una organización sin fines de lucro desde 1990. La sede principal se encuentra en Berna, Suiza.
Además, nuestro trabajo está presente en países como Chad, Colombia, Guinea-Bissau, India, Myanmar, Nicaragua, Níger y Tanzania.
AGROECOLOGÍA
SWISSAID basa su trabajo en los 13 principios de la agroecología definidos por el HLPE (High Level Panel of Experts), que incluye los 10 elementos de la agroecología propuestos por la FAO (Food and Agriculture Organisation) y los 13 principios de la CIDSE (Coopération Internationale pour le Développement et la Solidarité). SWISSAID se alinea con estos 13 principios y añade un decimocuarto, que considera esencial en la agroecología: la igualdad de género.
GÉNERO
Reforzar los derechos de las mujeres y las minorías es un aspecto esencial del trabajo de SWISSAID. El género es un tema transversal en todos nuestros proyectos. El objetivo de la igualdad, es decir, unas relaciones de poder justas y equitativas entre las personas, acompaña el trabajo de nuestro personal y de los beneficiarios.
Respetando las culturas locales y los derechos humanos, SWISSAID promueve valores y actitudes personales en todas sus instituciones. Para ello, y considerando que un enfoque de género requiere conocimientos específicos, la Fundación ofrece formación continua a sus empleados y socios: sensibilización sobre el tema, actitudes inconscientes, discriminación de género. La condición de la mujer también está estrechamente ligada a las circunstancias políticas, económicas, culturales y sociales de un país. Por ello, SWISSAID apoya a sus socios en la promoción y defensa de la política de género ante las instituciones nacionales y la sociedad civil.
CLIMA
Hasta un tercio de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI) pueden atribuirse a la agricultura: La tala de bosques, el uso de fertilizantes artificiales y la cría intensiva de animales son sólo tres ejemplos. Al mismo tiempo, la agricultura se ve masivamente afectada por las consecuencias del cambio climático. Los pequeños agricultores del Sur son los más afectados. Pero la agricultura también puede ser una solución: gracias a la agroecología, las familias de pequeños agricultores se están volviendo más resilientes. La agroecología provoca menos emisiones y absorbe carbono de la atmósfera en suelos ricos en humus.
Este eje se enfoca en fortalecer el tejido organizativo de organizaciones de la sociedad civil seleccionadas mediante la creación de sinergias que les permita desarrollar sus capacidades, mejorar su organización y utilizar pruebas científicamente respaldadas para llamar la atención del Estado, la ciudadanía y actores privados, con el fin de incidir y hacer cumplir la política pública por los medios democráticos existentes en el Ecuador.
La Adaptación Basada en la Comunidad permite construir procesos liderados por las comunidades en base a sus prioridades, necesidades, conocimientos y capacidades. Su objetivo es empoderar a la gente para planificar y hacer frente a los impactos del cambio climático. Mientras que la Adaptación Basada en los Ecosistemas integra la conservación, protección, restauración y ordenación de los ecosistemas, visibilizando los servicios que se generan y permitiendo que las personas se adapten a los impactos del cambio climático. El manejo integrado del recurso hídrico, el establecimiento de áreas protegidas, el conocimiento tradicional y local, las creencias culturales, la gestión comunitaria, el involucramiento de las instituciones estatales, y la investigación; son elementos que le dan fuerza y que serán integrados por SWISSAID.
La sostenibilidad de los sistemas alimentarios se logra por medio de la transición agroecológica y la comercialización asociativa. La recuperación del conocimiento local sobre los cultivos y las semillas permite conservar la biodiversidad genética para una mejor adaptación a la variabilidad climática. Este eje permite alcanzar beneficios múltiples como el mejoramiento de la seguridad alimentaria, la diversificación de los alimentos, la conservación de prácticas locales y la biodiversidad, la generación de ingresos extras –especialmente a las mujeres–, y por medio de sus prácticas se ayuda a mitigar las sequías, la erosión del suelo, los deslizamientos sobre las poblaciones, y se disminuye la proliferación de plagas y enfermedades. Este eje es fortalecido por la introducción, transferencia, y despliegue de tecnologías ecológicamente contextualizadas como software, hardware y sistemas de alerta temprana para medir y predecir las variaciones climáticas que pueden afectar o apoyar a los cultivos.
